Este 31 de mayo es el Día Mundial Sin Tabaco. De sobra es conocido que hay numerosos motivos para abandonar este perjudicial hábito que deteriora nuestra salud general y puntualmente nuestra piel.
A continuación describimos algunos efectos negativos que el tabaco tiene en nuestro órgano más grande:
Envejece: El tabaquismo hace que la piel pierda elasticidad y altera el colágeno y la elastina, provocando que surjan arrugas prematuras en el rostro. De ahí que las personas fumadoras suelen tener más arrugas que las no fumadoras.
Deshidrata la superficie cutánea: El monóxido de carbono presente en los cigarrillos disminuye el flujo sanguíneo lo que conlleva que la piel tenga menos oxígeno y se reseque. Por lo tanto, el cutis pierde su brillo natural, quedando con un aspecto opaco, pálido y sin vida.
Estrías y flacidez: La nicotina, al aumentar los niveles de vasopresina, daña las fibras musculares y los tejidos de la piel con lo que favorece la aparición de estrías y flacidez, especialmente en la zona abdominal.
Mala cicatrización: A las personas que fuman se les curan peor y más lentamente las heridas, ya que el humo disminuye la circulación e intoxica la sangre y además, al tener los vasos sanguíneos más estrechos el paso del oxígeno es más limitado.
Daña el cabello: Con el tabaco el cabello se debilita, ya que se vuelve más delgado y quebradizo, y por tanto los fumadores tienen más probabilidades de padecer distintos tipos de alopecia.
Cáncer de piel y otras enfermedades: Por último, y lo que es aún más importante, es una de las causas por las que se desarrollan diversos tipos de cáncer. Además, algunas enfermedades de la piel, como la pustulosis palmoplantar, se desarrollan casi exclusivamente en fumadores.
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